En La parte maldita estuvimos en conversación con Cristian «Vasco» Erramuspe, dirigente del Frente 22 de Agosto. En el marco de otro aniversario de la Masacre de Trelew. Dialogamos sobre su trayectoria política y sus pasos por la militancia hasta el día de hoy.
¿Qué implica hoy para un militante popular la fecha del 22 Agosto? ¿qué es la unidad del 22 de Agosto? Contanos un poco sobre el frente.
Nosotros planteamos el nombre como una continuidad histórica de las luchas en general, de la unidad también que se dió en Trelew entre la izquierda revolucionaria y el peronismo revolucionario. Hace varios años aparece la idea y construimos el Frente “22 de Agosto” con dos organizaciones más que son el FPL y Anibal.
No somos contemporáneos a los compañeros de Trelew, provenimos del movimiento piquetero, nos conocemos de esa hermosa época del 2001, tanto Tato como Juan, mi caso, Edu, y muchos compañeros y compañeros más. La lucha social fue la que nos fue -obviamente- vinculando en el seno de la UTEP. Lo del 22 de Agosto tiene justamente el sentido de unir las luchas sociales actuales a un hito histórico que es las luchas revolucionarias. Quizás es una fecha muy compleja pero hay un hecho central que justamente es la unidad en las condiciones más peores que puede llegar a tener la lucha popular, así y todo cuando uno ve los testimonios de los compañeros que estuvieron alli, se la rebuscaron y pusieron la unidad por delante y generaron más allá de los fusilamientos de los compañeros y compañeras. Un hecho político que a la dictadura por aquel entonces le pegó años después. Si bien la lucha social que nosotros llevamos adelante, junto a la orga y la UTEP, en otro contexto histórico, no tienen mucho que ver con los métodos que se usaban en aquel momento. Sí hay una continuidad histórica en relación a eso que planteaba Walsh. Lo charlamos mucho internamente. Los pueblos cuando olvidan su historia no aprenden básicamente, para resumir la frase. Nosotros rescatamos un punto de vista, de apoyo a esa fecha, como también reivindicamos obviamente el 20 de diciembre, el 26 de junio, el 1ro de mayo y etcétera.
En el caso de ustedes no eran parte de la CTEP pero sí terminaron concluyendo la experiencia de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular que se fundó a fines del 2019.
Sí, en realidad la CTEP tiene como todo un mundo interno de un montón de organizaciones, tiene una vida muy dinámica. Estábamos ahí en aquel momento como orgas más bien chicas y transcurrimos todo el periodo del macrismo. Nosotros veíamos la organización desde afuera -hace unos cinco años o seis- con muy buenos ojos; estaba construyendo algo ahí más frentista y de masas, popular realmente. Al calor de la lucha fuimos creciendo, y es hoy por hoy, que hemos construido una organización que está en catorce provincias y también como resultado esa unidad, ese frente 22 de Agosto que nos potenció a cada uno.
De las tres organizaciones que confluyeron en el frente ideológicamente, políticamente ¿vienen más o menos de una misma tradición, de un mismo tronco? Porque Trelew de algún modo es la unidad entre la Izquierda Guevarista y el Peronismo Revolucionario pero en el caso de ustedes ¿qué historia reivindicaban más? ¿o reivindicaban ambas historias, cómo fue ese proceso?
Han ido fluctuando. Nosotros provenimos la gran mayoría de la izquierda o del socialismo revolucionario en algunos casos. Me acuerdo que Néstor Kohan daba formación política varios años atrás, que era el debate FAR – ERP. Allá por el 2001 creo que la gran mayoría de nosotros planteabamos que en ese debate -si bien Néstor nos recordaba que el debate estaba abierto, nos poníamos la camiseta del PRT. Pero años después leyéndolo mejor a Olmedo, el debate es muy interesante. Si me preguntas a mí, creo que la posición del FAR de Olmedo en ese momento es excelente y no da hablar en términos personales pero es la que hoy más banco.
Hay una amalgama, hay compañeros que la mayoría provenimos de la izquierda guevarista más que nada, no tan la partidaria, más movimientista y más radicalizada también, más popular entiendo yo. Y hay compañeros que provienen del nacionalismo, no tanto del peronismo revolucionario sino más bien nacionalismo. Quebracho y más o menos ese palo. El debate es muy interesante retomarlo, creo que es algo que quedó de esa época de los compañeros de Trelew como un debate estratégico de cómo ver la situación política y desde dónde encararla.

en conversación con Cristian «Vasco» Erramuspe, en el piso del estudio de Radio Gráfica.
Si tuvieras que sintetizar un poco a la idea de debate, las ideas entre FAR y ERP ¿cómo lo sintetizarías para quien no conoce?
Lo que traía Olmedo -me parece a mí- era un debate que plantea el tema de la idiosincrasia, el tema del internacionalismo; los compañeros del PRT por ahí planteaban el tema internacional como una determinante y él no lo niega pero dice “Bueno pero nosotros estamos acá y hacer un análisis mundial es medio imposible, entonces la política nacional determina realidad, no la política internacional, si bien hay condicionantes y políticas, pero determina lo nacional”. Después hay otros debates más complementarios, el debate de Rodolfo Walsh con Montoneros también. Yo creo que es muy complementario el esquema de partido, movimiento, ejército, el descriptivo de eso. Lo que decía Rodolfo a lo que era Montoneros, hay una complementariedad, como un rompecabezas histórico.
¿Cómo están viendo desde el Frente 22 de Agosto la situación actual, qué están discutiendo, para dónde vamos?
Nosotros partimos de lo electoral, determinando demasiado lo que es la política en general, más de lo que nos gustaría a nosotros. Entendemos que la lucha popular es un elemento mucho más determinante, partiendo de la base de que no debe volver los amarillos, la oligarquia, la partidaria organizada en partidos; tiene que ganar Alberto Fernandez y no nos cabe duda de que hay que luchar por eso. Hay un escenario muy complicado, tenemos un cincuenta por ciento, cuarenta y pico por ciento -una frase medio fetichista- pero realmente es fijar posición política, si decís cincuenta estás de un lado y si decís cuarenta y nueve coma nueve estás de otro; la realidad es que la mitad de la población está por debajo de la línea de pobreza y la peleamos desde un apoyo crítico, obviamente en el medio la pandemia que se ha cargado un montón de compañeros y compañeras.
La relación con el gobierno ha sido regular, la política que ha tenido en varios aspectos ha sido mala, en otras buena. Fue jodido el no reconocimiento de lo que es la política, la “partidocracia” dice un amigo, a lo que son los movimientos populares en cuanto a cierre de listas, etcétera. No solo el movimiento popular sino también los sectores sindicales. En ese marco con los y las compas de la CTEP hicimos la movilización más importante de los últimos años, de doscientos mil a trescientos mil compañeros sólo en Buenos Aires; en las provincias fue una movilización federal, de un alcance impresionante. Eso ha sido la principal respuesta que hemos hecho como campo popular, desde el lado del frente, discutimos con organizaciones hermanas en la UTEP y en otros espacios que estamos formando, más allá de lo que es la UTEP, con mayor afinidad política, como para proyectar más, no solo las organizaciones sino sobretodo ese sujeto que aparece en los últimos años que son los trabajadores y trabajadoras de la economía popular y que la política le niega el espacio que se merece. Es como un sujeto pasivo, de un gran arraigo de lo que le puede llegar a dar un aporte a la salida política. Entiendo que si se le siguen cerrando las puertas, no solamente a la economía popular sino también a los laburantes y laburantas, vamos hacia una encerrona contra la política que generó previamente el PRO y nos dejó una trampa, fondo monetario. La salida a eso son políticas sociales, es tomar las propuestas que se hacen desde el campo popular y llevarlas adelante, debatirlas. Pero la negación política es como tapar el sol con las manos, trescientas mil personas en una plaza, en un contexto de pandemia, con todo los esfuerzos que se han hecho para eso, porque se viajó en tren, como siempre… no es que veníamos con los aparatos, la gran mayoría se movilizó en tren y bondi.
Hay que pelearla para que gane Alberto desde una agenda, en el caso de la UTEP, y si es posible ampliarla con los sectores de la clase trabajadora para poder de acá a dos años marcar nosotros el pueblo trabajador, ese cincuenta por ciento de pobreza, una agenda que le dé sustento al gobierno y salida política.

¿Cómo fue tu militancia hasta llegar al 2001?
En esa época militaba con las Madres de Plaza de Mayo, era estudiante de la Universidad Popular de asociación, de la carrera de Derechos Humanos y Política, donde estaba Hebe, entiendo yo el principal cuadro de toda esa etapa, una grosa. Con otros estudiantes nos encontramos y era muy difícil armar algo ahí adentro, estábamos en esa transición de construir algo más orgánico. Nos encontró el 20 de diciembre y todo ese momento histórico. Siempre con los compañeros que estábamos haciendo barricadas en Avenido de Mayo y 9 de Julio, bancando como la gran mayoría del pueblo argentino banco ese día, tirando piedras, levantando heridos y mil anecdotas de color también.
Fue un día por un lado -obviamente- muy jodido; los responsables políticos no pagaron pero sí reivindico toda esa lucha popular que le puso un freno, un límite o márgenes a la política neoliberal que venía de la Reforma Constitucional a esta parte comiéndose todo el país. Ese día el pueblo dijo basta y aparece, se cristaliza toda una militancia que venía del movimiento piquetero dando vueltas alrededor de Las Madres, y una izquierda si se quiere más histórica, como un optimismo popular que es lo que después al tiempo marca el 26 de Junio, vinculado al pueblo, que muchos de aquellos y aquellas cumpas estamos hoy peleándola, desde ahí.
Muy concentrada la política argentina en Buenos Aires, hablábamos del 20 de diciembre del 2001, momento emblemático cuyo epicentro fueron las luchas en torno a la Plaza de Mayo pero que de algún modo coronan un proceso de -podríamos caracterizar- de la periferia al centro. El ciclo de luchas desde abajo que se abre de algún modo con Cutral Có y Plaza Huincul allá en Junio del 96’ y que se va extendiendo hasta General Mosconi, Jujuy, y todo lo que es el norte del país. Mencionabas que en aquel momento, el 20 de diciembre, te encuentra vinculado como estudiante a la Universidad de Las Madres, ¿cómo llegaste ahí?
Vengo de una familia peronista, empecé ahí de muy chiquito, en un momento dije “acá no es”. Me peleé y me fui básicamente de lo que era el peronismo. Después obviamente quería luchar y el lugar que más me gustó por charlas y demás era justamente lo que llevó adelante Hebe, las orgas me parecían muy tentarias. Después ahí encontré un montón de compañeros y compañeras que querían construir desde un lugar menos estructurado que por ahí a los jóvenes de aquel momento nos venía bie; se dió muy interesante porque estaban los Derechos Humanos, estaban los compas y las cumpas de Educación Popular y distintas carreras. Ahí empieza un vínculo, sobre todo de los que hacían Educación popular, con “La Verón” a través del MTE de Solano que tenían muchos cumpas en esa carrera. Los que veníamos de una cosa más estructurada mirabamos esos movimientos sociales medio admirandolos pero de coté. Nos daban la discusión y empezamos a militar barrilamente en ese momento.
Empezó una relación cada vez más radicalizada, armamos un pequeño frente con el PTS y nosotros, que éramos una bandera: “Violencia es mentir”; nos ocupabamos básicamente de tomar lugares y acciones directas de la militancia barrial en esos cuatro lugares. Después aparece el 26 de Junio -antes habíamos hecho algunas relaciones- y desde ese día hubo un impacto muy fuerte en todos nosotros para nunca más separarnos de lo que era Anibal Verón.
Entrevista realizada en La parte maldita, programa radial que sale todos los jueves a las 14 horas por Radio Gráfica fm 89.3
Sofía Álvarez, edición.
Fiorella Mellado, desgrabación.