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Por Mariano Rodolfo Martín, integrante del Instituto Frattasi.

Tras más de 17 años de exilio regresa a nuestra Patria el General Perón, líder indiscutible de las masas trabajadoras y conductor del Movimiento Nacional y Popular.

Fué un 17 de noviembre de 1972 .La dictadura militar de Lanusse intentaba retirarse lo mas ordenada posible tras fracasar todos los intentos por destruir al Peronismo desde 1955. Aún así el último jefe del Partido Militar, no desdeña la utilización de la fuerza, en el dispositivo armado sobre Ezeiza. No sin antes, seguir matando como prueba la masacre de Trelew acaecida casi 3 meses antes sobre la persona de 16 compañeros/as presos. E igualmente procederá una vez arribado el General Perón, instalado provisoriamente en el Hotel cercano al Aeropuerto, donde es mantenido durante horas como rehén, tensando todavía más lo que fue esa jornada histórica, hasta permitir que se hospede en el chalecito de la calle Gaspar Campos, donde durante días sucesivos se producirán multitudinarias manifestaciones, los/as  viejos peronistas otra vez junto a su Líder y los/as jóvenes peronistas conociéndolo.

La jornada tan esperada por millones de peronistas se acerca para poner fin a años de uno de los mayores crímenes que se puede cometer contra un pueblo todo: proscribirlo en su elección política durante casi 18 años.Solo 300 privilegiados permite la dictadura esperar al General en el aeropuerto de Ezeiza. El pueblo desoye la nueva prohibición y se reúne desde la madrugada temprano en casas, barrios y villas dispuestos a marchar igualmente sobre Ezeiza. Una lluvia pertinaz será el escenario de las largas marchas populares.La dictadura dispone un operativo mas propio de una guerra con 30 mil soldados en carrier, tanques y todo tipo de armamento y equipo bélico para entorpecer la marcha. Dispone un anillado con tropas rodeando las proximidades del Aeropuerto y sobre la periferia más alejada del mismo. Las multitudes que se aproximan al Aeropuerto son gaseadas y reprimidas una y otra vez.

Es un día lluvioso, serpentean rodeando las columnas militares para intentar sobrepasarlas, cruzan el Rio Matanza a nado, increpan a los soldados en los retenes sobre la ruta y reciben mas gases. Se producen diálogos ásperos con miembros del ejercito en medio de las refriegas. Se sucede a lo largo de toda la mañana la misma secuencia, reprimen y gasean las columnas, estas retroceden y vuelven al mismo intento. Incansables con el firme propósito de demostrar miles y miles de compañeros/as que así no esté permitido el avance igual se lo intentará. Un pueblo decidido a avanzar ante un ejercito con tanques es una marea incontible en su decisión soberana.

Perón finalmente aterriza en Ezeiza y pone fin a su largo exilio. Nace la epopeya, los relatos, las anécdotas, los libros sobre la gesta del pueblo Peronista que ese día demostró militantemente que significa estar organizados, dispuestos a enfrentar los tanques y las armas, cruzar a nado el río, los gases, la tensión, el cansancio de caminatas interminables, los heridos. Un fin de ciclo de oprobio, persecución, proscripciones, cárcel y torturas y asesinatos acompañado de planes económicos antipopulares, está llegando a su fin.

El Luche y Vuelve tozudo, hecho conciencia en millones de Peronistas derrota todas las maniobras de dictaduras y gobiernos pseudo democráticos como el de Illia y Frondizi.

Merecido reconocimiento a los miles de Compañeros/as y Militantes de aquella gesta del Pueblo Peronista y una especial mención a la rebelión en la ESMA ese mismo día que encabezó el Compañero » Almirante » Julio Urien junto a un grupo de Guardimarinas que incautó armamento al tomar posesión de ciertas áreas de la Esma, para acompañar la movilización a Ezeiza. Salen custodiados por móviles policiales que ni se atreven a interceptarlos ni desviar su recorrido. Sabedores del armamento dispuesto por los marinos peronistas y su decisión tomada. En simultaneo se desenvuelven los acontecimientos en Ezeiza ante la proximidad de la llegada de Perón. Ante una falla organizativa, la cita con Montoneros no se produce para la entrega de armas. Finalmente se rinden, son detenidos y procesados.

Una nueva etapa política se inicia en el país, la minoría oligárquico-militar acepta la salida electoral tras comprobar la imposibilidad de gobernar el país con una mayoría proscripta, perseguida, varias veces fusilando, encarcelando, torturando y entregando las riquezas generadas por los trabajadores a las élites dueñas del país. El 11 de marzo de 1973 serán las elecciones, donde triunfará la formula peronista encabezada por Cámpora.